En la mayoría de las ocasiones es el líder el que tiene la misión de transmitir, a su equipo, la información necesaria para orientarlos en el desempeño de una tarea. A menudo éste no piensa en la forma que ha de tener este mensaje para que el receptor lo asimile de forma correcta y lo presenta sin preparación.
Voy a tratar de explicar, con un ejemplo, lo complicado que puede llegar a hacerse una tarea de lo más sencilla, cambiando únicamente la forma de plantearlo. Intentar memorizar, durante los próximos treinta segundos la codificación numérica de la siguiente figura:
Ahora, sin mirar la imagen trata de codificar el siguiente conjunto de números: 8574-637-784-936
¿Te parece fácil?, Yo creo que mostrado así es bastante complicado.
Ahora en el mismo tiempo que antes, tratar de memorizarlas otra vez, pero en lugar de utilizar la primera imagen, utiliza la del final del post. Una vez transcurrido el tiempo, prueba a codificar el conjunto de números de antes.
¿Mucho más sencillo verdad?, seguro que no has necesitado los treinta segundos.
Normalmente en las empresas, ya sea por falta de tiempo de nuestro superior, por desconocimiento o por falta de inteligencia emocional, las nuevas tareas nos son presentadas con el primer formato, sin haberlas estudiado previamente y sin haber tratado de simplificarlas, dejando esta tarea a la persona que la tiene que ejecutar. Éste a su vez siente que todo lo que le mandan son “marrones” y este enfoque solo consigue aumentar, significativamente, el tiempo que necesitará para finalizar la tarea.
Al igual que en el post de este link hablábamos de que cada persona ve la realidad desde una óptica diferente (unos ven donuts, mientras que otros ven arcos del triunfo), la comunicación debe ser simplificada y adaptada a cada interlocutor. De esta forma conseguiremos mejores resultados.
"No se trata de tener un conjunto de superdotados. Se trata de conseguir que un grupo de personas no extraordinarias produzca resultados extraordinarios"
Jose Antonio Marina
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