Objetivos con trampa

Vivimos marcándonos constantemente nuevos objetivos de toda índole y para todo tipo de situaciones, personales y/o profesionales. ¿Os habéis preguntado alguna vez si la forma de formular los objetivos influye?

Es curioso pero la respuesta es que sí, si que influye y voy a tratar de explicarlo con un ejemplo. Mirar el siguiente objetivo:

- Tengo que dejar de ponerme tan nervioso cuando hablo en público

- Tengo que tener más seguridad en mi cuando hablo en público

Estas formas de plantearse un objetivo parecen iguales pero difieren en algo esencial, en cómo se introducen en nuestro subconsciente. La primera formulación está basada en un concepto negativo, en el concepto que queremos evitar, mientras que la segunda en uno positivo, el concepto que queremos conseguir. Si desde que nos planteamos el objetivo nos lo repetimos, mentalmente mil veces, con la primera formulación estaremos recordando y repitiéndonos mil veces, justamente, el concepto que queremos evitar, que nos ponemos nerviosos cuando hablamos en público, lo que aumenta, subconscientemente, nuestra inseguridad.

Por lo que la próxima vez que nos fijemos objetivos, recordad que han de estar formulados buscando expresar lo que queremos conseguir y no lo que queremos evitar.

Existe un método para además de formular objetivos, cumplirlos. Éste consiste en repetirlo de forma consecutiva veintiuna veces, una vez repetido este número de veces, la tarea pasa a formar parte de nuestra rutina. Por lo que lo escribiremos nuestro objetivo en una tabla con veintiuna columnas, como en la imagen siguiente:

Cada día, o cada semana (dependiendo de la repetición del objetivo) chequearemos si lo hemos cumplido, si es así, marcaremos con una cruz la siguiente casilla, si no lo hemos cumplido borraremos todas las cruces que haya en la fila de nuestro objetivo y volveremos a empezar. El secreto está en que cuando tengamos más de diez cruces (sobre todo cuanto más nos acerquemos al final), borrarlas todas y volver a empezar supone un esfuerzo tan grande que llegaremos a obsesionarnos con cumplir las veintiuna veces el objetivo.

Para marcarse y cumplir objetivos existen elementos adicionales que hay que entender, como por ejemplo, la forma que tiene nuestro cerebro de organizarlos. Pero de esto hablaremos en otro post, para no hacer este demasiado largo.