Quizá es el más preciado de los tesoros en una empresa y por desgracia para éstas suele ser muy vulnerable y despreciado. La gente tóxica dentro de las empresas tiende a tergiversarla, manipularla, esconderla y lo que es peor a centralizarla.
En la información acumulada durante la vida de una empresa reside todo su know-how, ya que las personas pueden irse o jubilarse, pero la información escrita se queda. Para alcanzar la excelencia, es deber de todos los integrantes de una empresa darle todo el valor que se merece, es decir, nutrirla, mejorarla y compartirla.
Los tóxicos, piensan que la gente a su alrededor se hace más fuerte que ellos si poseen la misma información en cantidad y calidad, sintiendo que pierden el control y que esto les hace vulnerables. Por este motivo ni se rodean de gente mejor que ellos, ni ayudan a mejorar a los colaboradores que tienen, ni entregan la información, la usan para hacerse imprescindibles e importantes dentro de su círculo.
No se dan cuenta de que uno de los principios universales dice que “si quieres ser más fuerte debes rodearte de gente más fuerte que tú, si te rodeas de gente más débil que tú, el grupo resultante es, a lo sumo, igual de fuerte que tú”. Con gente mejor que tú a tu alrededor y con el aporte de todos, los resultados conseguidos y la información generada será mejor que la que puedas generar por ti mismo, por lo que el conjunto y por consiguiente la empresa salen beneficiados.
Otro efecto que produce la manipulación y el racionamiento de la información en las empresas es la de frenar la velocidad de crucero que poseen, de forma intrínseca, los profesionales más válidos. De esta manera, no tardan mucho en desmotivarse e irse (la gente válida y desmotivada no duda en cambiar de empresa).
Por lo que en una empresa se debe localizar a esta gente tóxica para conseguir que no centralicen y manipulen la información ya que el daño que están haciendo es de valor incalculable.
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